viernes, 8 de julio de 2016

La Cosa - Proceso del TP y Reflexiones (parte I)

Antes que nada, me disculpo por haber dejado el blog tan desactualizado este último tiempo. Se que me correspondería subir varias teóricas juntas, pero voy a tratar de expresar en este post el conjunto de sensaciones y el procedimiento desarrollado a partir de las mismas con mi grupo para la realización de este trabajo práctico.
Algo que me interesa en particular de éste y los demás trabajos que hicimos a lo largo de la cursada, es el hecho de tomar una temática y explorarla con profundidad, llegando de un punto de partida a resultados muy variados y distintos, cada cuál por su propio camino. Creo que este tp toma como síntesis gran parte de lo logrado en los anteriores.
Abordar la situación es algo complejo, definir qué es una situación, o en que condiciones se desarrolla y tomar una entre todas las posibilidades, es de las dificultades mas grandes con la que nos encontramos en la primera instancia de este trabajo. 
Nosotras partimos como punto de referencia, de una película llamada "El niño" que en síntesis se basa en la historia de una pareja mayor que acude a una niñera para hacerse cargo de su "hijo", que en realidad se trata de un muñeco (aparentemente endemoniado). Lejos de la idea diabólica que tiene el film, tomamos como un punto interesante  la cuestión  situacional de la relación de un ser humano con un objeto, y mas particularmente con un objeto que tenga también forma humana, en este caso, un maniquí. Esto me dispara que mi tía en su casa hace un tiempo hace adquisición de un maniquí que en primera instancia, su funcionalidad era justamente la de aparentar haber "individuos masculinos" en la casa, para ahuyentar posibles robos (ella vive sola en una casa muy grande). Además de que la casa en sí misma es bastante atractiva, esta excentricidad de mi tía, nos proporcionó una idea que desarrollaríamos hasta la última instancia del trabajo. 
Retomando parte de las teóricas, la cuestión de la palabra  es algo que aunque no haya influido de manera trascendental en nuestro trabajo en particular, me hizo reflexionar sobre el audiovisual en sí mismo y prestar más atención a las conversaciones en estado de naturalidad por parte de los hablantes. Escribir diálogos es algo bastante dificultoso, ya que las palabras abarcan conceptos que pueden generar miles de imágenes distintas, pero llegar a una imagen unívoca que pueda representar una idea, es muchísimo más complejo en la mayoría de los casos. También lo es generar líneas de dialogo que sean verosímiles y que no se articulen de manera forzada o artificial a la interacción entre personajes, o a la actuación misma de los intérpretes. En las teóricas y mismo en las correcciones grupales, he observado (incluso en partes de nuestro trabajo), que el actor no experimentado (o incluso experimentado) puede quitarle total credibilidad a una escena a partir de un diálogo mal escrito, o escrito de una manera más racional que natural. 
De todas formas en nuestro trabajo transitamos por esta situación, en la primera versión (la que ya estaba actuada por la actriz definitiva) el personaje se come el papel y como nosotras le pedimos que improvisara, esa libertad absoluta de la palabra, se terminó transformando en una verborragia que no aportaba al carácter que buscábamos en la pieza. Mismo en la versión entregada de la pre entrega, cuando creímos que un diálogo cartártico con el maniquí, podría mostrar una cara interesante del personaje o darse  una situación, terminó por devorarse a la situación en sí misma y quedó insustancial, sin forma definida. Es por esto que en nuestro caso optamos por que el diálogo se de lo mínimamente posible.
Seguiré escribiendo sobre el proceso del trabajo y decisiones del corte final en mi próxima entrada, para que no se vuelva todo condensado y denso en un solo post. Por el momento quisiera terminar este con registro fotográfico de las distintas exploraciones de la locación y pruebas de luces.








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